Los marxistas hemos advertido desde el primer día que el gobierno de Gabriel Boric viene bailando al ritmo de la derecha. Desde la segunda vuelta de la elección presidencial denunciamos el uso populista de cuestiones de inmigración y seguridad pública en la campaña. Con este tipo de agenda represiva pretende ganar el apoyo de sectores moderados o despolitizados y restarlos a la derecha. En realidad, al final solo lleva más agua al molino de la reacción y la ultraderecha. La última semana, con el impulso de una ley de gatillo fácil para carabineros, conocida como Ley Naín-Retamal, el presidente Boric encabeza una política rebasada de traiciones y volteretas.